lunes, 13 de junio de 2011

Análisis pictórico, obras chilenas sobre una sociedad olvidada.

Refiriéndome al análisis pictórico visto en clases, me gustaría compartir algo sobre pintura chilena que creo tiene directa relación con las obras vistas en clases, en su modo crítico ante una sociedad y forma de retratar ciertos problemas.
Les hablo de la una generación de artistas; conocidos como la Generación del Centenario. Con ella pintores que esperan reivindicar valores artísticos de la vieja escuela y dar paso a una nueva valoración de su oficio, y categoría.
En sus trabajos podemos apreciar diferentes temáticas que los rigen a una sola tendencia.
 El reencuentro con el origen, la representación del propio ser dado por el retrato; que alcanzan a tocar temas que irrumpen y logran retratar una sociedad, nuestra sociedad que nos antecede en cien años.
La forma de tratar ciertos elementos plásticos se han interrelacionado con las temáticas que tocaban los artistas de la época.
En sus representaciones pictóricas, se puede apreciar el uso de la mancha y las tonalidades oscuras como materia prima. Nos evocan frío, oscuridad y cierta nostalgia, que retratan fielmente el paisaje rústico, la vida del campesino y las grandes casa antiguas. La pintura indudablemente presenta un sello naturalista, que nos acerca a la cruda realidad rural de ese entonces, sobre todo a la precariedad de la vida.
Por otra parte se desarrollaron temas sobre la ciudad, la migración campesina, las nuevas tradiciones populares. El retrato que encarna en la mirada de sus modelos la cosmovisión de un mundo, en la fluyen sensaciones a partir del desarrollo del color; atmósferas en penumbra, el cambio y cierta tendencia a representar el dolor, y el cuerpo de una sociedad olvidada( ver imagen 1; obra de Pedro Luna ).

                                           (imagen 1; Baile de las enanas, Pedro Luna)

                                           (imagen 2; Velorio del angelito, Arturo Gordon)


Por último quisiera comentar una obra en especial, "Velorio del Angelito" oleo sobre tela de Arturo Gordon (imagen3).
Contemplamos un escenario dado por el interior de una vivienda campesina, en la que los personajes; cuerpos erguidos en disposición de admiración, dolor y suplica, rodean a un elemento central y en altura; el cadáver de un niño pequeño vestido de ángel. Se trata de una costumbre común en los campos, donde al morir un niño menor, se considera inocente y libre de todo pecado. Pasa a ser  un angelito, el que es velado como tal por sus familiares.

La obra retrata fielmente los valores desarrollados por la Generación del centenario. El desarrollo de la mancha es claro, las facciones y detalles se pierden y en unión logran componer formas. El contraste de la luz y contornos claros, nos permiten contemplar y acercarnos a la atmósfera del espacio, donde se desarrolla la escena.
El angelito como propulsor de luz, llena la habitación. La fuerza de la pincelada, encarna y hace crítica una vida rural existente en esos años.

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